PSICOLOGO ¿CUANDO ES IMPRESCINDIBLE ACUDIR CON ÉL?

A veces nos hacemos la pregunta de ¿Cuando debemos acudir a psicoterapia?, lo ideal sería acudir en cualquier momento de nuestra vida en que deseemos efectuar un cambio en nuestra vida, cuando notamos que las cosas no van como nosotros queremos cuando aparentemente hacemos todo lo posible.

Sin embargo hay síntomas claros que nos indican que algo no está bien en nuestra vida y que es importante hacer algo al respecto.

Sí se presentan alguna o algunas de las sensaciones y síntomas que a continuación se describen es MUY IMPORTANTE acudir cuanto antes a psicoterapia.

Agotamiento: No hablamos de un agente infeccioso que se contrae, sino de un proceso en el cual participamos concienzudamente. Existen diversos factores que contribuyen a nuestra sensación de agotamiento, por ejemplo: horarios de trabajo muy cargados, no se toman vacaciones, exceso de trabajo y/o falta de respaldo social y afectivo. Sin embargo los factores preponderantes son internos: nuestra actitud, autoestima, sensación de poder personal, determinan una respuesta al estrés laboral. La tendencia al agotamiento puede tener sus cimientos en acciones negativas y limitadoras.
 

Aburrimiento: el aburrimiento es un estado emocional de insatisfacción dentro de una existencia que, durante esos momentos, se percibe, insulsa, insípida, vacía, sin sentido. El aburrimiento se asocia a otras características psicológicas como la apatía, la escasez de vida afectiva, de relaciones y vínculos significativos.

Fracaso: Es una emoción fuerte y muy intensa, dolorosa, muy dolorosa, pero en ocasiones ayuda en el desarrollo personal, puede servir, si es aprovechada, para generar grandes cambios de vida. Con el fracaso se sufre, pero de él se aprenden muchas cosas si la experiencia se afronta con decisión, voluntad de superación y buscando ayuda profesional.

Baja autoestima: Las consecuencias de la baja autoestima son: incapacidad de amar, se es muy crítico con las demás personas (y/o con uno mismo), no se tienen motivaciones , se es vengativo, se es una persona negativa, no se reconocen, no se saben o no se pueden expresar las emociones y los sentimientos.

Vacío: Se escucha frecuentemente lo siguiente, "Me siento como muerto por dentro", "Vacío". Esta sensación es falta de algo, de un algo que no es físico, es la falta de sentido a la propia existencia. Sensación de frustración por no encontrar nuestro lugar en el mundo.

Ansiedad generalizada: El trastorno de ansiedad generalizado es preocupación constante o miedo que no se relaciona con ningún evento o situación en particular, o que está fuera de balance de lo que debiéramos experimentar; por ejemplo, preocupación constante con respecto a un despido del trabajo, cuando en realidad no hay de que preocuparse.

Los síntomas del trastorno de ansiedad generalizado incluyen tensión muscular, temblor, sensación de falta de aire, latidos acelerados del corazón, resequedad en la boca, mareo, náusea, irritabilidad, disminución del sueño y no ser capaz de concentrarse.

Inquietud: Aprensión preocupación, sentimientos de inferioridad o minusvalía, incapacidad de afrontar diferentes situaciones, sentirse amenazado como anticipación de peligros, indecisión, dificultad o falta de concentración, apatía, pérdida de la objetividad y de la capacidad para pensar con lucidez.

Distanciamiento afectivo: Es la más absoluta indiferencia ante todo. Algunas personas se comportan de manera apática, no tienen ganas de hacer nada; hay en ellas una tendencia al distanciamiento afectivo.

Dificultad para concentrarse: Es la falta de habilidad para mantenerse enfocado en una idea, una tarea, un pensamiento, una meta. También puede ocurrir el tener la mente en blanco

Impaciencia: La impaciencia es la incapacidad de esperar, de tolerar que el hecho de que no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor. Ser impacientes constituye un factor de riesgo para nuestra salud tanto física como mental. Además de generar frustración, angustia, estrés, trastornos psicosomáticos, deterioros en las relaciones personales y laborales.


Baja tolerancia a la frustración: Tolerar la frustración nos permite enfrentarnos con éxito a la vida. La baja tolerancia a la frustración nos causa enojo, depresión e incapacidad ante cualquier molestia o problema y provoca la evitación o mala solución de los mismos.

Desorientación: La persona presenta una confusión que puede ser de tipo temporal, como acerca de la hora del día, la fecha en la que se encuentra o la estación del año en la que está. También puede darse una confusión de lugar e incluso de la identidad de sí mismo.

Irritabilidad: Es la propensión a caer en un estado de enojo y frustración. La irritabilidad puede ser un signo temprano de problemas serios.


Depresión: El término Depresión es uno de los más empleados de manera incorrecta, se habla habitualmente de “estar deprimido”; pero el sentirse triste no es un síntoma suficiente para diagnosticar una depresión. El estado de ánimo deprimido usualmente se mantiene a través del tiempo, semanas, meses, incluso años y normalmente se percibe una falta de disfrute en lo que antes la persona disfrutaba, así como una falta de esperanza con respecto a que su situación actual cambie. Los motivos por los que una persona pueda sentirse triste o deprimida pueden ser muy diversos por lo que tenemos que diferenciar de la tristeza normal, cotidiana y transitoria, con respecto a las depresiones clínicas que requieren un tratamiento psicoterapeutico.

Inestabilidad emocional: Expresar los afectos de forma demasiado intensa, cambiante y voluble, como risas inapropiadas, llantos desproporcionados.